Se sintió y sonó como Pulp, Billy Idol, The Killers y, me atrevo a decir, los primeros U2—trenes de carga de energía directa y sin rodeos. Pero el lunes por la noche en Store Vega, quien dominaba el escenario era la joven banda irlandesa Inhaler.
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A medida que avanzaba el concierto, empezaron poco a poco a sonar como ellos mismos—todavía moldeados por su género y herencia musical, pero caminando hacia una identidad más definida.
Inhaler se formó en 2012 y lanzó su álbum debut, It Won’t Always Be Like This, en 2021. El disco alcanzó directamente el primer puesto en las listas de álbumes de Irlanda y Reino Unido. Impresionante. Sin embargo—y discúlpenme por agitar un poco las aguas—¿ese éxito no despierta algunas preguntas sobre el estado actual de la escena indie británica?
La banda ofrece un indie pop-rock con guitarras al frente, repleto de himnos ajustados y listos para la fiesta, en el clásico formato de 3 minutos y medio, rara vez desviándose de esa fórmula dogmática. Es eficiente y directo, pero deja a esta crítica algo insatisfecha, deseando más variedad y riesgos estilísticos.
Dicho esto, las canciones de Inhaler funcionan de maravilla en directo. Las guitarras suenan más fuertes, más rotundas en el paisaje sonoro que en sus pulidas producciones de estudio.
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El vocalista Elijah Hewson tiene una voz potente. Por momentos, su linaje paterno es inconfundible en su entonación. Aun así, el joven Hewson aporta su propio estilo y presencia vocal sobre el escenario. Aunque la banda lleva con orgullo sus influencias y aún no se atreve con el material más audaz, Inhaler se ha ganado su lugar en la arena indie británica—y una noche con fans en Copenhague. El local no se llenó, pero su próximo concierto en la ciudad podría ser otra historia.
